sábado, 16 de noviembre de 2013

El perro antisistema

Tengo la foto delante, mientras tecleo esto. Y me encanta. Ha sido tomada en una calle de Atenas, pero podría haber ocurrido en cualquier lugar de Europa; o, al menos, en no importa qué lugar de la Europa indignada, furiosa, que en los últimos tiempos, harta de tanto cuento, tanto recorte y tanta indecencia oficial, se echa a la calle, cada vez con más energía, para ajustar cuentas, o intentarlo, con la clase política y financiera: con los responsables últimos -los primeros, tampoco hay que olvidarlo, somos nosotros mismos- de la trampa siniestra en la que desde hace tiempo estamos metidos. Para escupir con dureza en la cara de esa casta desvergonzada, intocable en sus infames privilegios, que ha hecho de nuestras vidas su negocio y de Bruselas su criminal coartada. 

La imagen tiene mucha fuerza. Muestra la primera línea de una manifestación violenta, de ésas con lanzamiento de piedras, barricadas y contenedores de basura incendiados. Está tomada de frente, desde el lado de la policía, abarcando el despliegue de manifestantes que se enfrentan a los antidisturbios: pañuelos cubriendo la cara, pasamontañas, cascos de motorista, sudaderas de felpa con la capucha subida. Algunos, prevenidos hasta lo profesional, llevan máscaras antigás, y al fondo tremolan algunas banderas rojas. El suelo entre ellos y los policías está alfombrado de piedras y trozos de ladrillo que acaban de volar por los aires. En realidad es una foto de guerra, pienso al mirarla. De esta otra guerra cercana, fruto natural de tantas mentiras, incompetencia, latrocinios e injusticias, que hace tiempo estalló en nuestras ciudades y corazones, y que canallas encorbatados se esfuerzan en negar, en desmentir, con sonrisas hipócritas, retórica imbécil y palabras huecas que a pocos lúcidos engañan. 

El perro está en esa primera línea. Es un chucho de pelaje dorado y hocico flaco, y sin duda su amo es alguno de los manifestantes que, más próximos a él, se enfrentan a los policías: no sé si el que lleva puesto un casco de motorista o el que, a la izquierda de la imagen, se mueve medio agachado con una máscara antigás ocultándole el rostro y una bandera roja recogida en la mano. El perro está casi entre ambos, también en movimiento, abiertas las patas para plantarlas con coraje en el suelo, algo adelantada una de ellas, subidas las orejas por efecto de la acción. Le ciñe el cuello algo oscuro, que parece un collar o uno de esos pañuelos perroflautas tipo John Wayne. Y mira con resuelta atención hacia donde miran los hombres que están a su lado, entreabierta la boca como para un gruñido o un ladrido de cólera. No parece asustado en absoluto por el tumulto, ni intimidado con el estruendo de los pelotazos de la policía y los gritos de los manifestantes. Está allí, valeroso, firme, corriendo leal junto a su amo, dando la cara en plena refriega como dispuesto, también él, a abalanzarse contra las barreras de la ley y el orden establecidas por los de siempre. 

Uno tiene el lacrimal reacio, a estas alturas. Sin embargo, o quizá por eso, consuela comprobar que todavía hay cosas que te remueven otras cosas por dentro. La estampa de ese perro decidido, fiel, enfrentado a la policía sin abandonar a su amo en plena refriega, es una de ellas. Lo miro en la foto y, mientras sonrío, se me ocurre que quizá no esté ahí sólo por eso. A su manera, sin saberlo, puede que ese chucho también libre su propia guerra antisistema. Batiéndose no sólo por su amo, sino por sí mismo. Por sus colegas: cachorrillos regalos de Navidad que meses más tarde acabarán abandonados en una cuneta; por los perros maltratados, apaleados hasta morir por canallas sin conciencia; por los que acaban ahorcados en el monte cuando son viejos, arrojados vivos a un pozo o liquidados de un escopetazo; por los que enloquecen amarrados con dos metros de cadena o mueren de hambre y sed; por los que son sacrificados sin necesidad pudiendo salvarse; por los que nadie reclama y acaban deslizando su sombra por el corredor de la muerte; por los que infames sin escrúpulos utilizan en peleas clandestinas donde se juegan enormes cantidades de dinero; por esos perrillos drogados que, ante la pasividad de las autoridades, algunos mendigos utilizan para mover a piedad y luego se desembarazan oscuramente de ellos... Y sí. Miro la foto del perro antisistema que se enfrenta a la policía en una calle de Atenas y concluyo que tal vez también él tenga cuentas propias que ajustar. Y que todo será más noble y luminoso mientras junto a un hombre que lucha haya un buen perro valiente. 

17 de noviembre de 2013
 

12 comentarios:

alioscha dijo...

Excelente artículo, nunca vi a nadie describir de manera tan precisa una fotografía que es todo un editorial. Enhorabuena Arturo, sigue por ese camino.

Javier dijo...

Una descripción definitivamente muy atinada, pero todas las tuyas los son, o al menos muchas de ellas, aprovecho para felicitarte por la entrevista con el chico de la sexta, Évole; estuvistéis asombrosos ambos, ciertamente el que pregunta sabe qué pregunta y si el que responde no, más aún pues eso será periodismo auténtico. Un saludo.

Paco Montoro dijo...

Un placer de leerle Don Arturo, ya son muchos los años leyéndole. Saludos

Nano dijo...

Me imagino que el problema de toda esta visión tan lírica de esta fotografía es que nuestros gobernantes le van a hacer el mismo caso los manifestantes que al perro, o sea, ninguno.

Javier dijo...

NO INTERESA LA CRÍTICA:

No interesa la crítica, interesa: el futbol, los toros, -a partir de ahora será algo blindado culturalmente-, interesan los programas de televisión de mierda de cotilleo, de blanqueo de almas, los juicios de las flamencas y los defraudadores dinerarios y los defraudadores televisivos también, los mismos que te esquilman tus dineros y ya de paso tu dignidad patriótica, y así va quedando menos de un día para otro, un día te levantarás de la cama, sin saber quien coño eres, ni donde cojones te encuentras, una especie de zombie ambulante, pero tu dirás que siempre has sido así, que si, que si te reconoces en ese, si lo piensas algo más te darías cuenta que no, que has desaparecido, que ya no existes, que simplemente eres un espejismo, ya estás en el imaginario colectivo con otros tantos zombies deambuladores, comentando la jugada; hasta yo mismo me sorprendo, a veces, intentando saber que o quien soy y que coño hago por aquí, me refiero a este planeta de mierda en el que estoy sin posibilidad de irme, no voy a elegir la vía rápida, como podéis imaginar, así que, sobre estas reflexiones nos vamos entendiendo un poco más, mi yo y yo mismo, quiero decir, parafraseando a Charles Dickens: no está en mi naturaleza ocultar nada. No puedo cerrar mis labios cuando he abierto mi corazón; pues así de crudo es, como la leche cruda del queso bien curado y por lo tanto, bajo esa reflexión creo se va madurando un poco más cada día, volveré a otra frase del insigne Dickens que me ha parecido muy atinada a este comentario y es: acostumbramos a cometer nuestras peores debilidades y flaquezas a causa de la gente que más despreciamos, que veo particularmente actualizada esta idea, terminaré con otra frase del mismo autor: la caridad comienza en mi casa, y la justicia en la puerta siguiente... Un saludo.

CARLA BRUNI dijo...

D. Arturo reconozco que lo tengo muy desantendido le conozco a través de Juan Cruz y él dará fe que "desde que era un Joven Plumiya" soy seguidora suya, no sé si lee esto o le hacen algún resumen, da igual, yo tb estoy harta de Bruselas una ciudad tan aburrida y de población envejecida esté juzgando si salimos o entramos en esta debacle que nos habrá metido ella.
La verdad que tana desfachatz no se había visto ni en términos ecónomicos ni políticos ni sociales y como me queda todavía bastante de indignación de muchos años , ando en todas las causas que deberían estar Partidos y Sindicatos, pero estos no hacen nada y Partidos se quedan en dos, El PP y el PSOE y ahi acaba la historia diciendo que mal va todo.....pues hay que seguir haciaun cambio pero usted sabe como yo que los cambios no se regalan, Con Dios si está mirando sin intervenir, Sr. Arturo.

Anónimo dijo...

Seria interesante poder la foto captando el otro lado de la batalla. La foto del perro pro sistema.

Anónimo dijo...

Y uno se pregunta quienes nos protegen. Los pro sistsma o anti sistema? Casa vez esta menos claro.

Fantasma de la Opera dijo...

Habría que ver cómo sería la lectura si fuera sobre ese perro enfrentándose a un bien entrenado y equipado pastor alemán de la policía que también saliera en la foto.

La analogía sería más precisa. Y las emociones, creo, más nítidas.

Anónimo dijo...

Un escalofrío me ha recorrido las espalda, me encanta como has descrito la imagen y sobre todo el hecho de porque el perro este ahí... menos mal que todavía queda gente como tu y no solo los cabrones de corbata.

José Carlos dijo...

La casta política devora los estertores de la democracia así como toda esperanza, ilusión o fe en el futuro.Saturno devora a su hijo.

Represión y violencia del régimen de la sinrazón humana.

Magistral artículo.

Personas como usted animan a los más jóvenes a tratar de expresar nuestro descontento con artículos de opnión, único desahogo que nos queda a los que ya estamos lejos de nuestra patria.

Un saludo

Anónimo dijo...

El delegado de Gobierno de turno. Ese es el perro del sistema. Y ese no lleva bozal...