tag:blogger.com,1999:blog-1676011406002763600.post3371038540340914375..comments2024-03-28T16:01:46.032+01:00Comments on Artículos de Arturo Pérez-Reverte: La chica de Rodeo DriveUnknownnoreply@blogger.comBlogger1125tag:blogger.com,1999:blog-1676011406002763600.post-5878222754548411982011-12-07T19:35:49.841+01:002011-12-07T19:35:49.841+01:00No sé por qué me da la sensación de que Arturo Pér...No sé por qué me da la sensación de que Arturo Pérez Reverte debe considerar que nos identificamos con alguno de esos criterios de comportamiento colectivo del que se precia ser buen conocedor. Este artículo representa el mejor ejemplo, por que de lo contrario creo que incluso sentiría vergüenza. Me refiero a esa faceta de españolito fantasmón que muestra a veces. No voy a contar sus batallitas de “intrépido navegante” cual dominguero con coche nuevo, prefiero hacerlo precisamente sobre este artículo, en el que no se sabe exactamente si satisfecho por la compra de derechos de una de sus novelas para ser llevada al cine, o enfadado ante la perspectiva de que le pudieran engañar, le sirve de perfecta excusa para sacar a relucir ese complejo de españolito, en este caso muy europeo y por tanto supuestamente buen conocedor del vino, criticaba, dejando mal parados a sus anfitriones con razón o sin ella y como escribe él, “por fastidiar”, el que estaban bebiendo a pesar de reconocer, cara al lector, que el vino era excelente. Esto me recuerda al típico estereotipo de fantasmón urbanita de gran ciudad, tengamos por caso Madrid o una Barcelona, de los que van de turismo a Asturias (mi tierra), y que a pesar de estar en muchas ocasiones habituados a la comida rápida de sobre, de microondas o a la carne con clembuterol, te vienen con todas las exigencias de quien presume haber comido en los mejores restaurantes del país (los de su ciudad claro está) y de un paladar acostumbrado a auténticas exquisiteces, pese a las generosas raciones de una extraordinaria calidad que le ofrecen; esa clase de turistas, sobre todo de años atrás con el turismo incipiente como recuerdan los viejos del lugar, que sin embargo en sus propias ciudades no habían comido caliente en toda su puta vida. Y quizás, como el provinciano que nunca ha dejado de ser, don Arturo debió de creer que le iban a llevar a uno de esos restaurantes de película, tipo palacio dieciochesco con sumiller de acento francés y todo el copón, olvidándose de la manera de ser del norteamericano, cuando gente con más categoría y dinero que él no le caen los anillos por comer en un restaurante como al que le invitaron, donde podrías encontrarte incluso al propio presidente de los Estados Unidos. Mucho tiene que aprender Arturito de mundología pese a todo lo que presume de ella.Anonymousnoreply@blogger.com