Vaya panorama bélico y castrense tenemos a la vista. Primero lo de los vigilantes jurados para cuarteles, que por lo visto llaman a eso experiencia piloto. Luego lo del armamento en alquiler. Después, un general dice que, tal y como se han puesto las cosas, el día de las Fuerzas Armadas deberían desfilar majorettes. En ésas, un centinela abandona la guardia de noche en no sé qué cuartel y se va a dormir por la cara, y algunos ponen el grito en el cielo porque le caen seis meses de trullo. Tendría sueño el chaval, dicen. Y ahora, para rematar, leo en los periódicos que el modelo de ejército español que se perfila en el horizonte es el de la legión Extranjera. Como la experiencia-piloto de Millán Astray, Valenzuela y Franco, pero ahora a base de reclutas hembras que igual se llaman Vanessa, y con emigrantes -a ser posible de mayoría hispanoamericana, se matiza-. Porque si la soldada o estipendio, o sea, la mierda de paga que cobra un mílite, no le da a un español ni para unas cañas, nuestros maquiavelos de la milicia han llegado a la conclusión de que con la nómina de uno de Cáceres se apañan de cojones tres bolivianos, un ecuatoguineano y un moro; y eso siempre es más humanitario que recoger fresas o que te quemen la chabola en El Ejido.
Pero todo tiene su arte. Y no crean ustedes que a esos futuros novios de la muerte los van a reclutar al buen tuntún. Nada de eso. Por el contrario, según un portavoz del Ministerio de Defensa, «estamos estudiando fórmulas para que no se debilite el vínculo patriótico». Y es que eso es importante, claro, y más en los tiempos que corren. Sin duda serán fórmulas eficacísimas, modernas, basadas en estudios psicológicos de honda finura y amplio espectro, como los de la LOGSE. Ahora que hemos descubierto, gracias a la panda de sinvergüenzas que nos rigen y corrigen, que España es una mentira absurdamente mantenida durante 3.000 años, y cada perro se lame su cipote, con esas jóvenes generaciones liberadas por fin de tanta memoria colectiva inútil y del lastre de saber de dónde vienes -qué carajo importa eso cuando no sabes a dónde vas-, es importante, en efecto, que al menos los reclutas extranjeros de nuestras futuras Fuerzas Armadas tengan el vínculo patriótico lo más sólido posible. Supongo que en ese ultramoderno Ejército español del futuro habrá por lo menos escopetas; aunque igual tampoco, porque las armas, ya se sabe, son políticamente incorrectas, y qué dirían las oenegés. Pero en cualquier caso, con escopetas o sin ellas, no estaría de más que esos caballeros legionarios extranjeros, futuros cabos, y tal vez sargentos -de tenientes para arriba nos apañaremos de momento con lo de aquí, porque jefes sobran al menos quince por cada indio-, tengan claro el concepto de patria, de nación y de todas esas cosas, y dominen las entretelas intelectuales de España, lo español y sus esencias. Esencias varias, coherentes en nuestra pintoresca pluralidad multiplural de maricón el último en irse, y ése que apague la luz. A lo mejor cuesta un poquito explicárselo a nuestros flamantes reclutas, pero hay que intentarlo cueste lo que cueste. Porque ojo. Ahí es fundamental que los bolivianos, el ecuatoguineano y el moro, por lo menos, lo tengan claro. No vaya a ser que la caguemos.
Y es que ya me estoy imaginando esa guerra crué, con el enemigo atacando por todas partes. Esas hordas eslavas desembarcando en la cabeza de playa de Estepona, esos rifeños bajando por el Gurugú, esos portugueses reconquistando Olivenza, y Javier Solana en el telediario, como siempre, declarando en plural mayestático que la situación es compleja y que todo se andará. Y mientras, aquí, la mitad de la gente de puente en la playa, y la otra mitad viendo Gran Hermano. Y en esas, el enemigo malevo invadiendo los cuarteles y posiciones estratégicas y violando a las majorettes de Galapagar que vigilan los tanques de la Brunete tanques inmovilizados por falta de combustible y de pago a la empresa que se los alquila al Ejército-, porque los vigilantes jurados de Securitas Soldadito Pepe S. A. están en huelga laboral y encogen los hombros y dicen, ah, se siente. Y en la línea de fuego, en el regimiento Honderos Baleares Nº 5, defendiendo su vínculo patriótico hasta la última gota de sangre mientras cantan banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda, la sargenta Vanessa -caballero legionaria, con tatuajes hasta en las tetas-, la cabra del Tercio y los tres bolivianos, el ecuatoguineano y el moro luchando como leones de la Metro. Cúbreme, Mohamed. Ay. Vivaspaña. Y digo yo si no sería mejor abolir el ejército de una puta vez, y dejar que nos defiendan o nos invadan, ya da igual, esos gringos que tan bien se llevan con el Pepé después de haberse llevado igual de bien con el Pesoe que nos metió en la OTAN. Por lo menos dejaríamos de hacer el payaso.
24 de junio de 2001
Pero todo tiene su arte. Y no crean ustedes que a esos futuros novios de la muerte los van a reclutar al buen tuntún. Nada de eso. Por el contrario, según un portavoz del Ministerio de Defensa, «estamos estudiando fórmulas para que no se debilite el vínculo patriótico». Y es que eso es importante, claro, y más en los tiempos que corren. Sin duda serán fórmulas eficacísimas, modernas, basadas en estudios psicológicos de honda finura y amplio espectro, como los de la LOGSE. Ahora que hemos descubierto, gracias a la panda de sinvergüenzas que nos rigen y corrigen, que España es una mentira absurdamente mantenida durante 3.000 años, y cada perro se lame su cipote, con esas jóvenes generaciones liberadas por fin de tanta memoria colectiva inútil y del lastre de saber de dónde vienes -qué carajo importa eso cuando no sabes a dónde vas-, es importante, en efecto, que al menos los reclutas extranjeros de nuestras futuras Fuerzas Armadas tengan el vínculo patriótico lo más sólido posible. Supongo que en ese ultramoderno Ejército español del futuro habrá por lo menos escopetas; aunque igual tampoco, porque las armas, ya se sabe, son políticamente incorrectas, y qué dirían las oenegés. Pero en cualquier caso, con escopetas o sin ellas, no estaría de más que esos caballeros legionarios extranjeros, futuros cabos, y tal vez sargentos -de tenientes para arriba nos apañaremos de momento con lo de aquí, porque jefes sobran al menos quince por cada indio-, tengan claro el concepto de patria, de nación y de todas esas cosas, y dominen las entretelas intelectuales de España, lo español y sus esencias. Esencias varias, coherentes en nuestra pintoresca pluralidad multiplural de maricón el último en irse, y ése que apague la luz. A lo mejor cuesta un poquito explicárselo a nuestros flamantes reclutas, pero hay que intentarlo cueste lo que cueste. Porque ojo. Ahí es fundamental que los bolivianos, el ecuatoguineano y el moro, por lo menos, lo tengan claro. No vaya a ser que la caguemos.
Y es que ya me estoy imaginando esa guerra crué, con el enemigo atacando por todas partes. Esas hordas eslavas desembarcando en la cabeza de playa de Estepona, esos rifeños bajando por el Gurugú, esos portugueses reconquistando Olivenza, y Javier Solana en el telediario, como siempre, declarando en plural mayestático que la situación es compleja y que todo se andará. Y mientras, aquí, la mitad de la gente de puente en la playa, y la otra mitad viendo Gran Hermano. Y en esas, el enemigo malevo invadiendo los cuarteles y posiciones estratégicas y violando a las majorettes de Galapagar que vigilan los tanques de la Brunete tanques inmovilizados por falta de combustible y de pago a la empresa que se los alquila al Ejército-, porque los vigilantes jurados de Securitas Soldadito Pepe S. A. están en huelga laboral y encogen los hombros y dicen, ah, se siente. Y en la línea de fuego, en el regimiento Honderos Baleares Nº 5, defendiendo su vínculo patriótico hasta la última gota de sangre mientras cantan banderita tú eres roja, banderita tú eres gualda, la sargenta Vanessa -caballero legionaria, con tatuajes hasta en las tetas-, la cabra del Tercio y los tres bolivianos, el ecuatoguineano y el moro luchando como leones de la Metro. Cúbreme, Mohamed. Ay. Vivaspaña. Y digo yo si no sería mejor abolir el ejército de una puta vez, y dejar que nos defiendan o nos invadan, ya da igual, esos gringos que tan bien se llevan con el Pepé después de haberse llevado igual de bien con el Pesoe que nos metió en la OTAN. Por lo menos dejaríamos de hacer el payaso.
24 de junio de 2001