Éramos pocos y parió la abuela. Ahora resulta que Ducruet, el defenestrado chulo de Estefanía de Mónaco, tiene intención de honrarnos con su presencia de modo estable, engrosando así las filas de quienes viven aquí por el morro, a base de revistas del corazón y alterne en fiestas y demás eventos pasto de telegilis, quemedices y papel couche Por lo visto, el fulano planea dejarse caer por aquí con frecuencia, a fin de trincar periódicamente la pasta que discotecas, firmas de modas y empresas varias suelen invertir en jetas famosas. De modo que, conociendo el país y al individuo, mucho me temo que vamos a tener Ducruet para rato. Y la verdad. No sé qué carajo tiene España, que todo caradura pasa por aquí termina abonándose a perpetuidad, y ya no te lo despegas ni con agua hirviendo. Lo mismo da que sea un cantinero de Cuba, Cuba, que un gaucho melancólico, una buscavidas oriental, un aristócrata rumano, una cabaretera franchute o un chuloputas de Rotterdam. El sistema es infalible: llegas, te enrollas con alguien que salga en la tele, el Diez Minutos o el Hola, y luego puedes vivir del cuento el resto de tus días, haciéndote profesor de golf o golfeando, prestando tu careto a la presentación de una estilográfica o una línea de sostenes, cantando en la tele o cepillándote a un torero jovencito, de esos que tragan lo que les echen. Todo eso, con la posibilidad añadida de convertir en famosos a aquellos con quienes compartas orgasmos y portadas. Y, además, de sacarles viruta hasta que ellos empiecen a sacártela a tí.
Así que vayan amarrándose los machos. Porque no tardará en producirse el consabido efecto en cadena: Ducruet, que era un tiñalpa total hasta que la lumbrera intelectual monegasca se encaprichó de él y se lo llevó a casa para pagarle los trajes y los rallyes, saldrá de aquí a nada en alguna revista apalancado con una prójima, que con algo de suerte para el negocio será casada, o divorciada, o tendrá algún vástago en disputa judicial, y además -eso ya sería el colmo de lo perfecto- actriz, tontadelculo y famosa. En cualquier caso, si no lo es todavía, la referida gachí se hará famosa de rebote, y acto seguido la contratarán como modelo para un pase en alguna parte, o en la presentación de un nuevo perfume, o lo que sea. Entre síes y noes se hablará de boda; y mientras tanto el ex de la prójima, que con suerte hasta nos sale conde e italiano -allí hay condes a mogollón, todos dispuestos a narrar su conmovedora lucha por recuperar a su hijo-, se hará también famoso. A su vez, la antedicha individua y el aristócrata cisalpino transmitirán el testigo de la fama a sus respectivas y sucesivas parejas; y Nieves Herrero, Ángel Casas e Isabel Gemio, entre otros, se disputarán las apariciones de todos ellos en la tele, aderezándolas, de vez en cuando, con visitas tipo comando de la prenda aquella, Fifí, Fili, Fulani -o como se llame- Houteman, que nos permitirá recordar los orígenes de la cosa, narrando por enésima vez cómo Ducruet la sorprendió en su ingenua y tierna candidez el día que se la calzó culo al aire en la famosa piscina. Piscina que, por cierto, le salió al ex madero por un huevo de la cara.
Por fin todos ellos, Ducruet, la Houteman, el conde de turno y sus respectivos etcéteras, o sea, la gran familia con sus derivados y apéndices y consecuencias, podrán venirse todos también a vivir a España y a salir en las fotos dándose codazos junto a Mar Flores, Antonia dell'Atte, Sofía Mazagatos, Juncal Rivero, Rociíto y su picoleto, Marlene Mourreau, Rafi Camino y toda la parafernalia. Y de vez en cuando podrán liarse algunos de ellos entre sí amén de con terceros, incorporando siempre nuevos personajes hasta el infinito. y ellas podrán seguir posando en las fiestas con una pierna ligeramente flexionada ante la otra, y asistiendo en Marbella a entrañables fiestas de solidaridad con los niños bosnios o ruandeses, y el conde Lequío seguirá siendo casualmente sorprendido por los fotógrafos con todas y cada una de ellas dentro de ese Mercedes que empiezo a sospechar cómo consigue pagar, el consumado artista. Igual ahora anda preocupado por la competencia, creyendo que con Ducruet de por medio va a tocar a menos. Pero puede estar tranquilo. En este país de gilipollas hay chollo para todos.
13 de abril de 1997
Así que vayan amarrándose los machos. Porque no tardará en producirse el consabido efecto en cadena: Ducruet, que era un tiñalpa total hasta que la lumbrera intelectual monegasca se encaprichó de él y se lo llevó a casa para pagarle los trajes y los rallyes, saldrá de aquí a nada en alguna revista apalancado con una prójima, que con algo de suerte para el negocio será casada, o divorciada, o tendrá algún vástago en disputa judicial, y además -eso ya sería el colmo de lo perfecto- actriz, tontadelculo y famosa. En cualquier caso, si no lo es todavía, la referida gachí se hará famosa de rebote, y acto seguido la contratarán como modelo para un pase en alguna parte, o en la presentación de un nuevo perfume, o lo que sea. Entre síes y noes se hablará de boda; y mientras tanto el ex de la prójima, que con suerte hasta nos sale conde e italiano -allí hay condes a mogollón, todos dispuestos a narrar su conmovedora lucha por recuperar a su hijo-, se hará también famoso. A su vez, la antedicha individua y el aristócrata cisalpino transmitirán el testigo de la fama a sus respectivas y sucesivas parejas; y Nieves Herrero, Ángel Casas e Isabel Gemio, entre otros, se disputarán las apariciones de todos ellos en la tele, aderezándolas, de vez en cuando, con visitas tipo comando de la prenda aquella, Fifí, Fili, Fulani -o como se llame- Houteman, que nos permitirá recordar los orígenes de la cosa, narrando por enésima vez cómo Ducruet la sorprendió en su ingenua y tierna candidez el día que se la calzó culo al aire en la famosa piscina. Piscina que, por cierto, le salió al ex madero por un huevo de la cara.
Por fin todos ellos, Ducruet, la Houteman, el conde de turno y sus respectivos etcéteras, o sea, la gran familia con sus derivados y apéndices y consecuencias, podrán venirse todos también a vivir a España y a salir en las fotos dándose codazos junto a Mar Flores, Antonia dell'Atte, Sofía Mazagatos, Juncal Rivero, Rociíto y su picoleto, Marlene Mourreau, Rafi Camino y toda la parafernalia. Y de vez en cuando podrán liarse algunos de ellos entre sí amén de con terceros, incorporando siempre nuevos personajes hasta el infinito. y ellas podrán seguir posando en las fiestas con una pierna ligeramente flexionada ante la otra, y asistiendo en Marbella a entrañables fiestas de solidaridad con los niños bosnios o ruandeses, y el conde Lequío seguirá siendo casualmente sorprendido por los fotógrafos con todas y cada una de ellas dentro de ese Mercedes que empiezo a sospechar cómo consigue pagar, el consumado artista. Igual ahora anda preocupado por la competencia, creyendo que con Ducruet de por medio va a tocar a menos. Pero puede estar tranquilo. En este país de gilipollas hay chollo para todos.
13 de abril de 1997
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