Qué bonito, enternecedor y democrático, el espectáculo de esa Serbia oprimida que rompe sus cadenas y etcétera, todos besándose por las calles, los policías y los manifestantes, con las jóvenes y bellas Slobodankas poniéndoles florecitas en el fusil a los sicarios de Milosevic, y los maderos quitándose los uniformes para unirse al pueblo. Han pasado semanas pero todavía estoy con la resaca, snif, sorbiéndome las lágrimas con esa Serbia que, según coinciden en afirmar los medios informativos y los tertulianos de radio, al fin respira libertad y defenestra al dictador totalitario y maloso que tuvo al pueblo vejado, oprimido y engañado. Qué solidario se ha puesto todo, rediez, con Europa dispuesta a levantar las sanciones pero ya mismo, y con mi primo Solana apresurándose a cobijar al hijo pródigo bajo el ala protectora de sus inefables plurales. Nosotros hemos, nosotros vamos a. Todo es tan simpático y tan melifluo, tan intenso el mensaje de esperanza balcánico-democrática, que da ganas de echar la pota. Glusp. Hasta la bilis.
Porque ahora resulta, ale hop, que el único malo era Milosevic y lo hizo todo solito. Ahora resulta que fue Milosevic en persona quien estuvo dos años bombardeando con entusiasmo Sarajevo, quien ejecutó de un tiro en la cabeza a los prisioneros y heridos croatas de Vukovar, o quien exterminó a la población masculina de Sbrenica. Fue Milosevic, con sus manitas de funcionario probo y su cara de estar en otro rollo, quien disparaba desde los tejados a los niños, dejándolos agonizar sin rematarlos, como cebo para cazar adultos. Fue Milosevic, y nadie más que él, quien llevó a las mujeres bosnias a los burdeles donde se las forzaba y se las hacia bailar desnudas ante los chetniks borrachos, para rebanarles el pescuezo cuando la soldadesca se hartaba de ellas. También fue Milosevic quien le rompió el culo a los niños violados con bayonetas ante sus padres, a la pobre gente ametrallada y descuartizada con granadas mientras huía descalza por la nieve. Fue Milosevic, resumiendo, quien sometió la antigua Yugoslavia a la más salvaje carnicería de su historia, mientras Europa y la OTAN perdían el tiempo reuniéndose y volviéndose a reunir con él, sonriéndole y dándole la mano para hacerse fotos mientras se rascaban los huevos sin mover un dedo, hasta que ya fue tanta la barbarie y la vergüenza que salían por la CNN que no hubo más remedio que acabar con aquello. Fue Milosevic, en suma, quien mató a mis amigos Gruber, y Rado, y Jasmina, y Marco, y Luchetta, y a tantos otros, incluido el niño que en Dobrinja se me desangró entre los brazos y que nunca supe cómo se llamaba. Quien me puso en la memoria imágenes y fantasmas que no olvidaré en mi puta vida.
En cuanto a todos los otros serbios, ojo al dato, ahora resulta que eran inocentes y que no sabían nada de nada. Los pseudo-opositores cobardes que se bajaron los calzones por miedo a que les dieran matarile. Las bestias con estrellas de general y los artilleros rasos que apuntaban sus cañones a los hospitales y a las colas de infelices que buscaban agua y comida. Los curas que alentaron el degüello desde sus púlpitos. Los intelectuales que justificaban el genocidio. Los periodistas que mentían como bellacos. Los maestros que envenenaban a los niños con la murga del nosotros y ellos. Los soldados y los paramilitares que degollaban a mansalva. Los miles de patriotas que salían a la calle con banderas a jalear a su presidente y a sus generales y a los tigres de Arkan y el sueño de la gran Serbia, invicta y poderosa. Ahora resulta que todos esos eran unos mandados, y no querían, y sólo pasaban por allí. Que todos esos cabrones estaban limpios, fueron manipulados y engañados en su buena fe, y por eso ahora pueden sin ningún rubor alzar la bandera de la democracia y de la decencia nacional. Joder. Qué útil es tener malvados oficiales que carguen con las culpas colectivas. Qué fácil es luego el yo no quería, me engañó, me obligaron. Todo cristo puede lavarse las manos como se las lavaron esos alemanes rubios y disciplinados que sólo acataban órdenes, esas mozas con trenzas que oraban emocionadas alzando el brazo cuando pasaba el Führer. Igual que se las lavarán, cuando todo se haya ido al carajo, los que ahora jalean en las campas de jubilado y boina, frente a los autobuses incendiados o ante los muertos con tiro en la nuca, a los mesías de vía estrecha, a los cerriles fanáticos que escupen odio por el colmillo, a los variados Milosevic que aquí nos crecen en el cogote. Al final resulta que nadie aplaudió, nadie votó, nadie sabía nada, nadie podía imaginar que. Inocentes, dicen. Venga ya. Nunca es inocente quien genera, vitorea y sostiene. Ni siquiera quien se calla. Así que déjenme de Milosevic y de leches. Yo estuve allí. La culpable es Serbia.
5 de noviembre de 2000
Porque ahora resulta, ale hop, que el único malo era Milosevic y lo hizo todo solito. Ahora resulta que fue Milosevic en persona quien estuvo dos años bombardeando con entusiasmo Sarajevo, quien ejecutó de un tiro en la cabeza a los prisioneros y heridos croatas de Vukovar, o quien exterminó a la población masculina de Sbrenica. Fue Milosevic, con sus manitas de funcionario probo y su cara de estar en otro rollo, quien disparaba desde los tejados a los niños, dejándolos agonizar sin rematarlos, como cebo para cazar adultos. Fue Milosevic, y nadie más que él, quien llevó a las mujeres bosnias a los burdeles donde se las forzaba y se las hacia bailar desnudas ante los chetniks borrachos, para rebanarles el pescuezo cuando la soldadesca se hartaba de ellas. También fue Milosevic quien le rompió el culo a los niños violados con bayonetas ante sus padres, a la pobre gente ametrallada y descuartizada con granadas mientras huía descalza por la nieve. Fue Milosevic, resumiendo, quien sometió la antigua Yugoslavia a la más salvaje carnicería de su historia, mientras Europa y la OTAN perdían el tiempo reuniéndose y volviéndose a reunir con él, sonriéndole y dándole la mano para hacerse fotos mientras se rascaban los huevos sin mover un dedo, hasta que ya fue tanta la barbarie y la vergüenza que salían por la CNN que no hubo más remedio que acabar con aquello. Fue Milosevic, en suma, quien mató a mis amigos Gruber, y Rado, y Jasmina, y Marco, y Luchetta, y a tantos otros, incluido el niño que en Dobrinja se me desangró entre los brazos y que nunca supe cómo se llamaba. Quien me puso en la memoria imágenes y fantasmas que no olvidaré en mi puta vida.
En cuanto a todos los otros serbios, ojo al dato, ahora resulta que eran inocentes y que no sabían nada de nada. Los pseudo-opositores cobardes que se bajaron los calzones por miedo a que les dieran matarile. Las bestias con estrellas de general y los artilleros rasos que apuntaban sus cañones a los hospitales y a las colas de infelices que buscaban agua y comida. Los curas que alentaron el degüello desde sus púlpitos. Los intelectuales que justificaban el genocidio. Los periodistas que mentían como bellacos. Los maestros que envenenaban a los niños con la murga del nosotros y ellos. Los soldados y los paramilitares que degollaban a mansalva. Los miles de patriotas que salían a la calle con banderas a jalear a su presidente y a sus generales y a los tigres de Arkan y el sueño de la gran Serbia, invicta y poderosa. Ahora resulta que todos esos eran unos mandados, y no querían, y sólo pasaban por allí. Que todos esos cabrones estaban limpios, fueron manipulados y engañados en su buena fe, y por eso ahora pueden sin ningún rubor alzar la bandera de la democracia y de la decencia nacional. Joder. Qué útil es tener malvados oficiales que carguen con las culpas colectivas. Qué fácil es luego el yo no quería, me engañó, me obligaron. Todo cristo puede lavarse las manos como se las lavaron esos alemanes rubios y disciplinados que sólo acataban órdenes, esas mozas con trenzas que oraban emocionadas alzando el brazo cuando pasaba el Führer. Igual que se las lavarán, cuando todo se haya ido al carajo, los que ahora jalean en las campas de jubilado y boina, frente a los autobuses incendiados o ante los muertos con tiro en la nuca, a los mesías de vía estrecha, a los cerriles fanáticos que escupen odio por el colmillo, a los variados Milosevic que aquí nos crecen en el cogote. Al final resulta que nadie aplaudió, nadie votó, nadie sabía nada, nadie podía imaginar que. Inocentes, dicen. Venga ya. Nunca es inocente quien genera, vitorea y sostiene. Ni siquiera quien se calla. Así que déjenme de Milosevic y de leches. Yo estuve allí. La culpable es Serbia.
5 de noviembre de 2000
9 comentarios:
Precisamente hoy le señalaba a mi bendita madre que debiera usted, y alguno más, gobernar este país. Pues con independencia de qué pie cojee (el izquierdo, el derecho, o de la pierna de en medio), posee usted sentido común, y se empeña en darle prioridad. Ella me decía que pudiera ser que el señor Reverte efectivamente ostente cierta capacidad de visión, pero que en su opinión (ojito, que es doctora en psicología) ese señor anda siempre con algo de resentimiento. Y yo, con suerte, un día más le leo. Y oiga, ¿resentimiento? Como para no tenerlo. A mí también me ofende que el ser humano, pudiendo hacer tanto, no sólo haga poco, sino que se engañe más.
Arturo, deberías saber que en Serbia el 85% de la población es ortodoxa, frente a tan solo un 5% católicos (% igual al de ateos). La media verdad de los curas incitando a la violencia desde los púlpitos está bien para que te lo compren indocumentados amantes de lo políticamente correcto y el relativismo, pero para mi empeora tu prestigio.
Precisamente ayer terminé de leer por tercera vez "Sarajevo Juicio Final" del malogrado Julio Fuentes. El terror de la guerra de la ex-Yugoslavia se me ha quedado grabada por muchos motivos. Estábamos al lado...y nadie hizo nada. Se repetirá la historia? Si. Esto funciona asi...desde hace milenios. No hemos aprendido nada, bueno si...nuevas formas de matar. Bendito meteorito el que nos lleve por delante antes de que colonicemos otros planetas. Eso si...en misión de paz.
Querido ánimo como tu también deberías saber los ortodoxos también tienen curas y púlpitos http://es.m.wikipedia.org/wiki/Iglesia_ortodoxa por lo que el 90% de la población pertenecía a religiones con curas. Me duele tener que aclararte esta duda en vez de que nos fijemos en cosas más relevantes y enriquecedoras de este artículo. Pero no quería dejar sin completar tu infinita sabiduría.
Los que habeis leido el post, ¿creeis que vosotros seriais mejores que esos servios si en nuestra querida patria pasara algo semejante?. Todos reconocemos las barbaridades, nos escandalizamos, opinamos, etc. La mayor parte de la población esta convencida de que no son violadores ni asesinos, pero cuando alguien reparte banderas y fusiles, y consigue convencer a la peña que los de al lado son una panda de hijos de puta, las violaciones, mutilaciones y barbaridades se ponen a la orden del dia. Estais seguros de que vosotros, y vuestros queridos vecinos serian mejores que los serbios?, y el que me diga que si lo esta, que me perdone el descojone, porque yo no estoy seguro ni de mi mismo.
Pues creo que no es lo mismo, regiones donde se inculca y se practica el odio a España y otras donde se hace un esfuerzo por entender, conciliar y respetar. Así que todos iguales no somos.
Si ves un tio tirado en la calle durmiendo en cartones en pleno invierno y pasas de el, que cojones te va a importar lo que un servio haga a un croata, un hutu a un tutsi o viceversa, menos royo y mas manteca al bollo.
Solo la unidad salva a los serbios. Habrás estado allí, pero no eres autóctono. Jasenovac, operación tormenta, Otan... La desintegración Yugoslava fue financiada por el mundo
anglosajón. Tú opinión vale como la mía. Mi apoyo incondicional al pueblo serbio. KOSOVO ES SERBIA.
Me da que no😜 Serbia es un estado fallido en el culo de europa. Mientras Croacia y Eslovenia son dos países modernos y desarrollados.
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